domingo, 21 de junio de 2009

Cuchillitos de Agonìa

Cuando llegò Juana,todas sus vecinas estaban en la salita,delante del televisor.Unas de pie y otras sentadas.A oscuras ,con la ùnica luz del televisor.
-Pero habéis dejado a mi madre sola?-preguntò ofendida.
-Es que ha empezado la novela,Juana.Y como vamos a pasar toda la noche con tu madre,la hemos dejado solita un rato.
-Pues de eso nada,Araceli.Ayùdame que llevamos la tele al dormitorio.Mi madre tampoco se perdiò nunca ni un sòlo capìtulo.
Las mujeres se organizaron para arrastrar el aparato de televisiòn sobre el viejo mueble con ruedecitas hasta el dormitorio de la madre,donde estaba de cuerpo presente.
Unas en sillas y otras sentadas sobre la cama,junto al cuerpo de Soledad,que vestìa el traje de los domingos,las mujeres siguieron con atenciòn el capìtulo doscientos trece de Cuchillitos de Agonìa

3 comentarios:

  1. con lo fácil que era en los tiempos de la radionovela y elena francis.

    un abrazo.

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  2. Qué bonita "Cuchillitos de Agonía", cuando la marquesa ordena a los mayorales: "apartarle dos erales que a ese lo apadrino yo". Y luego la pobre se despertaba llorando con temblores de agonía. Decían que si la gustaba el vino, que el aguardiente que el marrasquino. Pero como decía èl:no se me importan tus canas ni el decir de los demás. Eso si que eran duquitas negras.
    Estoy deseando que la repongan.

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  3. Y cómo quieres, con ese nombre yo tampoco perdería un capítulo...

    Recuerdo una novela brasileña que en los 80 nos hacía levantarnos a mi madre, a mi hermana y a mí, temprano para verla: La fuente de piedra, se llamaba.

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