Cuando llegò Juana,todas sus vecinas estaban en la salita,delante del televisor.Unas de pie y otras sentadas.A oscuras ,con la ùnica luz del televisor.
-Pero habéis dejado a mi madre sola?-preguntò ofendida.
-Es que ha empezado la novela,Juana.Y como vamos a pasar toda la noche con tu madre,la hemos dejado solita un rato.
-Pues de eso nada,Araceli.Ayùdame que llevamos la tele al dormitorio.Mi madre tampoco se perdiò nunca ni un sòlo capìtulo.
Las mujeres se organizaron para arrastrar el aparato de televisiòn sobre el viejo mueble con ruedecitas hasta el dormitorio de la madre,donde estaba de cuerpo presente.
Unas en sillas y otras sentadas sobre la cama,junto al cuerpo de Soledad,que vestìa el traje de los domingos,las mujeres siguieron con atenciòn el capìtulo doscientos trece de Cuchillitos de Agonìa